Tras la avalancha en Colombia, sepelios colectivos
Las victimas por la avalancha asciende hasta el momento a 273.
Personal especializado de las funerarias prepararon los cadáveres. Para que la fetidez no se propagara, los ataúdes fueron envueltos en papel plástico.
Imágenes de dolor, tristeza, desesperación y gran desolación se logran apreciar en los rostros de los sobrevivientes de la tragedia natural, ocurrida en Mocoa, provincia colombiana, donde tres ríos se desbordaron y arrasaron con todo lo que conseguían a su paso. Las perdidas humanas ascienden a 273 en lo que va del conteo de los cuerpos rescatados.
El fuerte olor de los cuerpos en descomposición apresuró los entierros que se realizaron de manera colectiva. Personal especializado de las funerarias prepararon los cadáveres. Para que la fetidez no se propagara, los ataúdes fueron envueltos en papel plástico.
El gobierno nacional asumió los gastos fúnebres; el cementerio Normandía, el más importante de la capital de Putumayo se realizaron las inhumaciones. Por peticiones de familiares, otros cuerpos fueron llevados a cementerios de Pasto y Pitalito en Huila, donde tenían familiares.
Los entierros se realizan, una vez que familiares reconocen los cadáveres; esta labor aun continua. A la zona llegaron dos contenedores con sistema de refrigeración para conservar los cadáveres, con el fin de que ningún cuerpo se quede sin ser reconocido.
Los dolientes se forman en largas colas, cubiertos con tapabocas, para lograr identificar a sus seres queridos. Con el transcurrir de los días, la identificación se hace más tortuosa para los familiares por el estado de los cuerpos, muchos ya en descomposición, que permanecen en bolsas plásticas en el cementerio, donde los peritos del Cuerpo Técnico de Investigación (CTI), improvisaron una morgue.
La deforestación y cambio de los usos de los suelos influyó en los deslizamientos
Expertos en ambiente, en hidrologia pertenecientes al gobierno colombiano, sobrevolaron las zonas de desastres y manifestaron su preocupación por la construcción de viviendas en las inmediaciones de ríos, quebradas y cuencas y en zonas de alto riesgo.
“No se puede permitir que se construyan barrios en zonas de alto riesgo, como en el barrio San Miguel”, dijo el Ministro del Ambiente. Y recalcó que no se deben invadir las cuencas altas de los ríos.
Especialistas en el área de ambiente, exhortaron a los alcaldes y gobernadores que deben tomar decisiones respecto al uso del suelo para que haya un mejor ordenamiento ambiental en la zona.