Hoy se cumplen 32 años de la tragedia de Armero en Colombia
Hoy se cumplen 32 años de la tragedia de Armero en Colombia
Fue un trece de noviembre, pero del año 1985, en Ibagué, Colombia, cuando una avalancha de piedra y lodo que descendió del volcán Nevado del Ruiz, sepultó a Armero. Unas 25.000 víctimas dejo la tragedia. Todo quedó sepultado ya que el volcán expulsó arena caliente que derritió la nieve y al formarse una avalancha de piedra, lodo y agua, esta bajó a las 11 de la noche por el río Lagunilla y sepultó en el fango a este pueblo que tenía 40.000 habitantes. Además, arrasó con 4.200 viviendas, 20 puentes y vías
Hoy se cumplen 32 años de la tragedia de Armero en Colombia. Fue un trece de noviembre, a las once de la noche, cuando una avalancha de piedra, lodo y agua, que emanó del volcán Nevado del Ruíz, sepultó a unas 25.000 personas del pueblo de Armero, que dormían en sus casas. No se salvó ni el alcalde de la época, Ramón Antonio ‘Moncho’ Rodríguez, quien a diario solía repetir que el volcán era una “bomba de tiempo”.
Hoy, a mas de tres décadas de la tragedia de Armero
Los geólogos de la época, habían advertido de las posibilidades de una avalancha por la actividad del volcán Nevado del Ruiz, y el tema se debatió hasta en el Congreso de la República, pero nadie pudo detener ese desastre. Era una tragedia anunciada para unos.
Para otros, fue un exceso de confianza, ya que ese día, casualmente cayó nieve en abundancia durante el día; fue un campanazo de alerta para todos. Nadie hizo nada para evitar la tragedia, ni los indígenas de la zona que presentían que Armero debía ser desalojado, pues algo malo podía ocurrir.
Hay quienes creen que todas las autoridades de Colombia y hasta los habitantes de Armero, sabían de antemano que una tragedia podría ocurrir en cualquier momento.
Ese fatídico trece de noviembre, el volcán Nevado del Ruíz, llevaba meses arrojando cenizas, expulsó gases, materiales y aires calientes que derritieron un casco de nieve y produjeron una avalancha de agua, piedras, escombros y lodo que bajó a unos 60 kilómetros por hora por el cauce del río Lagunilla.
Quienes sobrevivieron al desastre, tienen guardado en su memoria, Los sobrevivientes no olvidan que al día siguiente los cadáveres los recogían en volquetas y los apilaban frente a la alcaldía. Eran llevados a una fosa común del cementerio y apenas se llenó tuvieron que amontonarlos y quemarlos para evitar una epidemia