Once menores de edad de un internado, eran maltratados por sus cuidadores
Once menores de edad de un internado, eran maltratados por sus cuidadores
Dentro de los maltratos que los niños recibían estaban no darles de comer, lanzarles alimentos calientes en sus rostros, atarlos de manos y pies a las cabeceras de las camas donde estos dormían, abligarlos a que se comieran sus uñas, ademas de obligarlos a que realizaran sus necesidades fisiológicas encima
Once menores de edad de un internado, eran maltratados por sus cuidadores. En la ciudad de Ibagué, Colombia, once menores de edad y algunos adolescentes, todos con discapacidad cognitiva, habrían sido víctimas de malos tratos por parte del personal que laboraba en la Fundación ‘Peces Vivos’, una institución que ejercía labor social mediante convenios con el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (Icbf).
Once menores de edad que padecen discapacidad eran maltratados
Dentro de los maltratos frecuentes a los que eran sometidos los once niños, de cuarenta que albergaba la institución, era permanecer amarrado en una cama, sentir el dolor de la penetración de una aguja cuando entra en las venas para mantenerlos eternamente drogados, recibir golpes duros a puño cerrado de los custodios en el abdomen y piernas e incluso, sufrir la tortura de una sopa caliente que les lanzaban directo en el rostro.
Once menores de edad de La Fundación Peces Vivos eran maltratados
El abuso continuado saltó a la palestra pública cuando una ex trabajadora del lugar realizó la denuncia, fue entonces cuando la policía de Ibagué, detuvo a diez trabajadores sociales que presuntamente llevaron acabo los múltiples abusos y maltratos a los pequeños y quienes dijeron en su defensa que recibían instrucciones de la directora de la fundación.
Los pequeños sufrieron una serie de torturas muy graves; muchas de ellas, parecían similares a castigos perpetrados por el ejército
La fiscalía contó que «obligaban a los niños a realizar ejercicios militares, como estar en cuclillas. Les hacían «la mascarilla», una tortura que consiste en regarles sopa hirviendo en la cara y luego quitárselas, mientras ellos estaban amarrados de pies y manos».
La policía logró detener a los diez trabajadores, entre ellos la directora, psicólogos y personal de enfermaría de la fundación y quienes enfrentarán cargos por delitos de tortura agravada, ocultamiento, destrucción de elementos, entre otros.