Ecoaldea de Colombia gana premio Planeta Azul 2017
Ecoaldea de Colombia gana premio Planeta Azul 2017
El proyecto de la Ecoaldea, permitió restaurar la cuenca del río Mandivá, que surte a diez municipios colombianos. Mandivá es una vereda de Santander de Quilichao, donde hacen vida en común comunidades afrodescendientes, indígenas y campesinas.
Ecoaldea de Colombia gana premio Planeta Azul 2017. La ecoaldea de desarrollo comunitario Fundamor Mandivá tiene vida y forma desde el año 2010. Se trata de once hectáreas, de las cuales, 6,5 son bosques naturales protegidos por el proyecto de ecoaldea sostenible.
Ecoladea de Colombia y su etapa de gestación
La ecoaldea vio sus primeras luces, cuando en el año 2010 la fundación Fundamor, de la ciudad de Cali, arribó al territorio con intenciones de conformar una ecoaldea. En el pasado Fundamor, ya había desarrollado un proyecto de cultivos sostenibles, que preparó a comunidades cercanas a Cali y al mismo tiempo les permitió ofrecer alimentos saludables a los enfermos del Virus de Inmuno deficiencia Humana (VIH), con quienes trabajan en la capital del Valle.
En este sentido, Guillermo Garrido fundador de fundamor explicó que, adquirieron once hectáreas llenas de bosques nativos y con tres nacimientos de agua. “La finalidad era crear un lugar para que la comunidad aprendiera trabajando en la creación de la ecoaldea”
La idea de la ecoaldea es empoderar a las comunidades a través del cuidado del medioambiente
Ecoaldea de Colombia es gracias al apoyo del gobierno de Japón
Gracias al apoyo y aporte del gobierno japones, quien ofreció el financiamiento, Fundamor se alió de un arquitecto que diseñara la ecoaldea y juntos lograron construirla entre los años 2014 y 2016 y el producto final es seis edificios hechos con materiales y arquitectura ancestral, organizados según las leyes de geometría sagrada de los indígenas de la zona. En la zona, todo es circular, cada cosa y cada persona tiene su función, añade Garrido.
Ecoaldea plantea el cuidado de los recursos hidrícos
El proyecto de conservación ambiental comienza con el ciclo del agua. En las 2,7 hectáreas de bosque nativo hay tres nacederos de agua. Por el proyecto cruza además la quebrada La Fría, que alimenta las aguas del río Mandivá, un afluente que surte a once municipios cuesta abajo. Para cuidarlo, la comunidad se dedicó a conservar el bosque nativo y de guadua, y reforestó 3,5 hectáreas que habían sido devoradas por la tala ilegal e indiscriminada.