Muro que separa San Diego de Tijuana se abrió por más de veinte minutos
Muro que separa San Diego de Tijuana se abrió por más de veinte minutos
Muro que separa San Diego de Tijuana se abrió por más de veinte minutos. Esta breve apertura es gracias a un acuerdo entre la policía fronteriza y una ONG local de San Diego, llamada Border Angels.
Muro que separa San Diego de Tijuana se abrió por más de veinte minutos. Esta momentánea apertura se realiza gracias a un convenio entre la policía fronteriza y una Organización No Gubernamental (ONG), local de San Diego, llamada Border Angels (Ángeles de frontera).
El director de la organización Ángeles de la Frontera es Enrique Morones, quien explica que el origen del evento es su buena relación con el jefe de la Patrulla Fronteriza en la zona de San Diego. Desde hace tres años, se acordó abrir la puerta por vez primera. En aquella oportunidad fue por dos minutos. Este domingo estuvo abierta por mas de veinte minutos y, participaron seis familias.
La primera vez que se abrió fue en la conmemoración del día del niño que, en México se celebra el 30 de abril. Y ahora creen poder hacerlo también el Día Internacional del Niño, que es en noviembre. Ya son dos veces al año. Esta es la quinta vez en tres años. “Poco a poco. Mi objetivo es que acabemos haciéndolo todos los fines de semana”, dice Morones a representantes de la prensa.
Muro que separa San Diego de Tijuana se abrió por más de veinte minutos para que miembros de seis familias se fundieran en un abrazo
Ante la mirada acuciosa de los gentes de la policía de inmigración que vigilaban la escena, para que los pies mexicanos no pisaran del lado de Estados Unidos, y viceversa; miembros de seis familias lograron abrazarse al abrirse una pequeña puerta, cerrada con una cancela llena de herrumbre, que está justo al final de la frontera entre Estados Unidos y México, apenas unos metros antes de que la valla de hierro se adentre en el Pacífico, separando San Diego de Tijuana.
En un abrazo lograron fundirse familias como la de Jeanette Fernández quien vive en Chula Vista, a pocos kilómetros de la valla; este domingo logró darle un abrazo a su padre por primera vez en diez años.