Cuanto vivimos
Una vez que nos volvemos independientemente emocionales de los padres…
Cuando ya somos capaces de decidir por nosotros mismos qué cosas hacer para ser felices y comenzamos a albergar un sin número para muchos incluso de metas; producto de los parámetros y normas sociales.
Un ejemplo muy común es tener una carrera universitaria para luego comprar un carro y la casa; casarse y formar familia. Y así, en la medida que el tiempo nos pasa, queremos mejor posición social, cambiar y/o adquirir más propiedades.
Evidentemente mejorar la calidad de vida es un derecho que como seres humanos tenemos, por lo cual no es malo. El problema está en que muchas veces nos volvemos esclavos de la lista de metas y cuándo realmente disfrutamos de lo poco o mucho que obtenemos? Llegamos a disfrutar plenamente de ése compañero que tenemos a nuestro lado? Qué tan conectado estoy con mi pareja, mis hijos, mi familia o amistades de tal manera que establezca una sólida relación? O sencillamente tengo lo que deseaba y vivo tan pendiente de “cómo hacer para para conseguir tal cosa que necesito”.
Muchos logran cuanto se proponen; otro grupo desafortunadamente no. El tema es que nunca vivimos realmente porque estamos para satisfacer una necesidad externa. Incluso muchas veces queremos y trabajamos por algo que en lo profundo de nuestras vidas no es lo que realmente deseamos. La causa radica en que vivimos desconectados de nuestra esencia, de nuestro ser.
Como quiera que sea, a lo largo de nuestra existencia estamos envueltos en situaciones y experiencias de las que parecemos estar la gran parte del tiempo inconscientes porque vivimos pendiente exclusivamente de lo que queremos lograr; y no nos damos cuenta o no aceptamos que ésa situaciones forman parte de vivir; perdiéndonos de todo el enriquecimiento que nos aportan. Cuando tomamos consciencia de que aquí yace el sentido de la vida, cuando adoptamos la actitud de vivir plenamente y ser felices a cada momento a pesar de las circunstancias, estaremos verdaderamente viviendo; de lo contrario, según mi propia experiencia, hemos muerto antes antes de morir.
Lily Cecilia Loreto.