Nuestro interior, el verdadero conflicto
En la medida en que se nos presenta “el conflicto” o las situaciones, vamos señalando culpables y dejando en manos de otros la solución de algo que sólo a nosotros nos compete.
Tomamos medidas desde lo externos: cambiando personas, normas, lugares, tomamos distancia, etc; pero el más importante y verdadero movimiento no lo realizamos: el interno. No somos capaces de revisar nuestro mundo interior representado por los pensamientos, sentimientos y acciones; mucho menos de hacer los cambios que queremos ver en los demás.
Para no ir muy lejos, lo podemos ver más claramente en el mundo micro, que bien pudiese estar representado por la familia, siendo éste el primer y principal núcleo donde nos relacionamos. Nos alejamos de los hermanos o padres y expresamos rencor hacia ellos porque piensan diferente; desencadenamos una guerra con la ex pareja porque decidió cerrar un ciclo de relaciones. Y así pudiéramos continuar describiendo un sin número de situaciones que se ven reflejadas en mayor presencia o gravidez en la medida que nos vamos desenvolviendo socialmente: empleo, ciudad, país. Nos resulta más fácil criticar y juzgar al otro que a nosotros mismos.
Absolutamente todo lo que se refleja en nuestra realidad, ya ha sido concebido en nuestro inconsciente. De manera que los conflictos que se nos presentan no son más que la materialización de lo que albergamos en nuestro interior. Esto está cobrando cada vez más fuerza en las investigaciones que abordan el campo emocional del ser humano.
Es bastante difícil de asimilar este tema, debido a que se maneja una cultura donde somos víctimas y no responsables.
Diferentes perspectivas
Cuando abordamos la situación desde la perspectiva: Cuál es mi responsabilidad es esto?. Para qué se me presenta tal situación? Qué puedo hacer para superarla? Y hacemos de esta visión un comportamiento diario y constante ante todo lo que nos sucede, comenzamos a experimentar cambios en nuestro ambiente y emociones realmente satisfactorias: dejamos de sentir resentimiento y desarrollamos la alegría de la vida.
Este es un proceso minucioso de observación de nuestro sentir, pensamiento y accionar; pero que sin duda alguna, es el camino correcto para lograr los cambios que tanto anhelamos. No esperemos de los demás, avancemos con el deseo de ser cada vez mejores humanos, observando y corrigiendo nuestra propia sombra, pase lo que pase.
Lily Cecilia Loreto.