El comentario de Vladimir
El diálogo da sus primeros pasos. Ha salido de la etapa del prólogo hacia algunas primeras concreciones que ya por estos días deben comenzar a evidenciarse. Desde siempre hemos apostado al diálogo como mecanismo que facilite solucionar en el marco de la democracia y de la Carta Magna nuestros principales problemas como sociedad. Hoy con mas razones ratificamos esa posición. Es el camino más difícil, pero el mas conveniente para los intereses del país.
Es necesario reconocer el trabajo de los facilitadores, el enviado del Papa, cardenal Claudio María Celli, de los expresidentes Rodríguez Zapatero, Fernández, Torrijos y Samper, secretario general de Unasur. También que hasta ahora ha prevalecido, al menos en el seno de la mesa, la voluntad de comenzar a entenderse y a buscar puntos de acuerdo. Por ejemplo, que se haya alcanzado una postura común para defender nuestros derechos en el Esequibo es un dato que no puede menospreciarse, como tampoco el compromiso mutuo de trabajar por la paz y de promover iniciativas comunes para atender y solucionar la falta de alimentos y medicinas.
También es positivo que se acuerden vías para restablecer el legítimo y pleno funcionamiento de la Asamblea Nacional, y para activar la elección de los dos integrantes del Consejo Nacional Electoral para sustituir a quienes ya se les va a vencer su periodo. No es poca cosa, además, que se logre la liberación de detenidos por razones políticas, aunque sea gradualmente. Más allá de las expectativas de cada sector, son resultados que deben ser valorados en su justa dimensión. Atacar al diálogo y a sus primeras cosechas es una posición respetable, pero equivocada. Tenemos que darle un chance a la política, a la negociación,,y a la posibilidad de web de ese escenario salgan iniciativas que alivien las penurias de la población ante la severa crisis que vivimos en nuestro país.
Calificar de vendidos o traidores a quienes exploren el camino del diálogo no solo es injusto sino que a la vez es incorrecto, y puede también rayar en la estupidez. La impaciencia no puede gobernar a ninguna fuerza política ni ser el combustible que una vez mas conduzca a una parte importante de la población a nuevas y costosas frustraciones . Que nadie se levante de la mesa de diálogo , que no la conviertan en blanco de irresponsables ataques. Y a la vez que nadie la utilice ni para ganar tiempo ni para burlarse de las esperanzas de millones de venezolanos que quieren un país mejor para ellos y para sus hijos y nietos. Darle un chance al diálogo es darle un chance a Venezuela.
Globovisión